martes, 14 de abril de 2009

Capítulo 16

El valle debía ejercer una gran atracción porque todos los años llegaba a radicarse algún nuevo colono. La mayoría eran italianos o españoles, pero también había árabes, alemanes, rusos y de otras nacionalidades. Algunos llegaban directamente desde su país de origen y no hablaban el castellano o lo hablaban muy poco. Me divertía escuchar aquella jerigonza inverosímil de los recién llegados.

Como era costumbre, a los pocos días aparecía el nuevo vecino en la casa a presentar sus saludos, o nosotros íbamos a la casa de él. Esta relación con extranjeros hacía que aprendiéramos palabras o frases en varios idiomas. A fuer de sincero, debo reconocer que la mayoría eran irreproducibles delante de los mayores.

Recuerdo a un muchacho que llegó con sus padres que se radicaron a poco más de un kilómetro de nuestra chacra. Un día que estábamos con Carel secándonos sobre la arena tibia después de un baño, apareció el chico de los nuevos vecinos.

- ¿Cómo te llamás? – pregunté.
- Franchisco – fue su respuesta. Más tarde me enteré de que su nombre era
simplemente Francisco, pero que los italianos pronunciaban la c como ch. No hablaba una sola palabra en castellano, pero con gestos y ademanes nos fuimos entendiendo y así iniciamos nuestros juegos.

A la hora de la merienda mamá nos llamó y me dijo que le preguntara qué quería comer. Como pude transmití la pregunta de mi madre.

- Pane con burro – me dijo. Aquella contestación me produjo gran hilaridad. ¿Pan con burro? ¿Y de dónde había sacado semejante gusto el gringuito este? Por otra parte, ¿dónde íbamos a conseguir nosotros carne de burro? Posiblemente fuera medio tonto.

En ese momento pasaba mi padre cerca y riendo le comenté la ocurrencia de nuestro vecinito.

- Decile a tu madre – dijo papá - que lo que el chico quiere es pan con manteca. ¿Cómo iba a saber yo que en italiano burro significaba manteca?

Carel no tenía problemas de idioma ni prejuicios raciales. Saltaba al lado del gringuito que de vez en cuando le tiraba trocitos de pan que él engullía sin preocuparse del significado de las palabras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario